martes, 25 de agosto de 2009

Lenguaje, desarrollo sostenible y la Caja de Pandora

Hola a tod@s.

Con cada vez más frecuencia nuestra sociedad acuña nuevos conceptos y términos para explicar su realidad siempre cambiante. Como ejemplo las últimas décadas han llevado a nuestro vocabulario palabras como proactivo o metrosexual. El origen de esta nueva terminología es ambiguo. Si bien en la mayoría de los casos estas palabras nacen como definición de nuevas conductas o necesidades sociales, la mayoría de las veces su significado siempre sufre una evolución a la vez que su uso se extiende derribando fronteras físicas y lingüísticas. En esta transformación semántica normalmente se imponen los criterios de los medios de comunicación de masas y las estrategias de marketing debido a su amplio campo de influencia. La consecuencia de este proceso es que si bien estas nuevas palabras surgen como necesidades para explicar nuevas relaciones y esquemas en nuestra sociedad, estos nuevos elementos sufren a su vez una transformación similar al de las nuevas palabras que los definen. De esta forma, las novedades sociales suelen adquirir un carácter global siempre después de haber atravesado el filtro de los medios de comunicación y el marketing publicitario, perdiendo en la mayoría de los casos gran parte de su sentido original.

Un caso muy significativo de esta evolución podemos encontrarlo en el concepto de sostenibilidad o desarrollo sostenible. Desde su definición original, su uso y su sentido se ha ramificado hasta abarcar no sólo la explotación de recursos naturales sino también elementos relacionados con el consumo en sociedades desarrolladas y emergentes. El resultado de todo esto no es otro que una confusión de términos que transforman un significado concreto en un entorno ambiguo.

En las sociedades occidentales conceptos como el cambio climático, el reciclaje, el calentamiento global o el consumo ecológico se funden en mismo área con elementos como la sostenibilidad y el desarrollo sostenible. En medio de de esta confusión los medios de comunicación y las estrategias de marketing encuentran el medio perfecto para adaptar este nuevo enfoque a sus necesidades. Así el desarrollo sostenible pasa de ser un concepto global a una interpretación y un esfuerzo individual donde el compromiso es en cualquier caso personal. Igual sucede a nivel geográfico, donde las propuestas de reducción de emisiones de gases contaminantes o de porcentaje de uso de energías renovables se establecen por país o a lo sumo, como estrategias no vinculantes en comunidades de estados como la Unión Europea. Lo mas importante de todo es que en la mayoría de las ocasiones la responsabilidad pasa de la sociedad al individuo, siendo el ciudadano con sus actos el que demuestra un determinado compromiso con el desarrollo sostenible.

Este es el marco perfecto para dar una última vuelta de tuerca al concepto de sostenibilidad. El marketing y la economía de mercado han encontrado un filón ecológico y no han dudado en utilizar este adjetivo como una herramienta publicitaria para vender sus productos y en muchos casos, usar el compromiso ecológico como una justificación para incrementar sus precios o diferenciarse de sus competidores. El cinismo “sostenible” alcanza su máxima expresión cuando multinacionales del sector energético desarrollan y comercializan sus productos con las etiquetas de verde y ecológico.

En este punto debemos incluir nuevas consideraciones que igualmente se derivan de presentar todos estos conceptos como elementos aislados. Las grandes compañías y multinacionales aprovechan que la responsabilidad ecológica recae finalmente en el ciudadano y se prestan a elaborar nuevos productos que se adapten a esta nueva preocupación del individuo en la sociedad. Para ello invierten en investigación pero como no están dispuestas a reducir sus beneficios, reducen costes en la política de obtención de recursos naturales. Tenemos muchos ejemplos de esta conducta en Europa y en Estados Unidos. Mientras compañías petroleras sacan cada año combustibles menos contaminantes y presentan estudios de reducción de emisiones y contaminación, en la otra parte del mundo son condenadas por expolio y en ocasiones, crimenes contra los derechos humanos. Es el caso de Shell en Nigeria, donde se han pagado indemnizaciones multimillonarias para evitar ir a juicios por conspiración en asesinatos, o de la mina de oro y cobre de Grasberg en Papua, Indonesia, o de la explotación de diamantes y de coltán en África. En todos estos lugares, las grandes compañías disponen de sus propias milicias y no escatiman en gastos para reclutar a los propios ejércitos gubernamentales a fin de imponer su ley y asegurar los pingües beneficios de sus explotaciones. Es evidente que esto nunca aparece en sus campañas de marketing y publicidad. En ellas sólo queda patente que el compromiso con el medio ambiente del individuo sólo se demuestra consumiendo los nuevos productos ecológicos. Aparte de todas estas consideraciones queda cualquier referencia a ecología social o justicia social en la explotación de las materias primas en países en vías de desarrollo. Como pequeños príncipes de Maquiavelo, el fin de reducir la emisión de gases contaminantes en las sociedades desarrolladas justifica todos estos medios ilícitos.

Este es el modo en el que un concepto, a la vez que su uso se extiende en la sociedad, pierde su significado original para convertirse en algo mucho mas débil e indefinido. En muy poco tiempo el desarrollo sostenible, cuyo ámbito de aplicación ha de ser necesariamente global, se ha convertido en un compromiso individual que en lugar de transformar para siempre nuestros hábitos de consumo sólo los matiza. En el peor de los casos, incluso ha llegado a convertirse en una moneda de cambio. Existen reacciones minoritarias a este proceso que igualmente dan lugar a sus propios términos y definiciones. Es el caso del decrecimiento, la economía ecológica o el desarrollo crítico. Sin embargo una vez el concepto original ha completado su evolución hasta la ambigüedad absoluta, los sinónimos de su significado original son tachados de utópicos o radicales y quedan aislados de la medios de comunicación y la masa social. Mientras tanto, los hijos de la sociedad del desarrollo seguimos comprando nuestra absolución ecológica a través de multinacionales y grandes superficies, de pequeños pasos hacia adelante mientras la corriente nos sigue arrastrando hacía atrás.

El panorama es aún menos optimista cuando se hace un análisis de la orientación económica global. En los países que se encuadran en el G-20 sólo encontramos las grandes potencias económicas y lo que se ha convenido en denominar países emergentes. Existen características comunes en todos estos países emergentes (Brasil, India, Mexico, Argentina....). Casi todos ellos disponen de una gran cantidad de recursos naturales y mano de obra barata para su explotación. A pesar de esta incuestionable riqueza, gran parte de su población vive por debajo del margen de pobreza. Todos estos países son también un ejemplo de gestión medio ambiental nefasta, donde resulta más rentable afrontar las multas debidas a una explotación irresponsable que implantar mejoras en la producción. De igual forma se trata por lo general de estados donde la democracia (en el mejor de los casos) se ha convertido en un sistema de corrupción institucionalizada donde las grandes empresas mueven sus peones a su antojo para asegurar sus beneficios. Al mismo tiempo en el mundo occidental se suceden las campañas de ahorro energético, los supermercados se llenan de productos biológicos y proliferan los mensajes acerca de consumo sostenible.

Este es el marco en el que ahora nos movemos. Un paisaje cubierto de balanzas energéticas donde el prometido paraíso de energías renovables sólo parece probable, a largo plazo, en las sociedades mas desarrolladas. Donde se definen nuevas estrategias para mercados emergentes que necesariamente dependen de una explotación intensiva de sus recursos naturales para su supervivencia. Un mundo en el que la responsabilidad del desastre se delega en los ciudadanos individuales. Un lugar donde cada vez se nos presenta con más frecuencia la necesidad de defender este sistema como única alternativa viable o permanecer al margen. Una vez más, nos encontramos de frente con el pensamiento único.

Espero haber podido explicar, al menos en parte, las ideas más importantes que me llevaron a escribir este artículo. Se que como siempre he escrito más de la cuenta y que a muchos os parecerá una parrafada sin sentido, es probable que estéis en lo cierto. Espero sin embargo que para alguno sea una lectura con algún interés, si es así habré cumplido alguno de mis objetivos. Sin más quedo a la espera de vuestros comentarios y opiniones.

Un cordial saludo.

HUNTER

martes, 18 de agosto de 2009

Efemérides, sociedad del bienestar y ciencia ficción

Hola a tod@s.

Asitimos al final de la primera década de este siglo. No se si por casualidad o como simples conclusiones, los años que finalizan una década suelen cubrirse de hechos notables e históricos que el tiempo nos permite analizar de forma más objetiva. Este año han proliferado las noticias acerca del 40 aniversario de la llegada al hombre a la luna. Viejas polémicas se han convertido de nuevo en temas de debate como la veracidad de aquel hecho y la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública. De por sí, esta efeméride es una razón mas que suficiente para recuperar estas viejas discusiones. Sin embargo, en este caso mi intención es relacionar este aniversario con otro hecho. En principio ambos pueden parecer aislados pero al fin y al cabo, la intención de este blog no es otra que demostrar que entre noticias que pueden pertenecer a diferentes ámbitos, pueden encontrarse sutiles relaciones que nos encaminen hacia un análisis global de la información que recibimos.

20 años después de que supuestamente Neil Armstrong dejara su huella sobre la superficie de nuestro satélite, se producía un hecho, cuando menos, tan notable como este. El 9 de noviembre de 1989 la multitud tomaba las calles de Berlín y el muro que había separado ambas partes de la ciudad quedaba derribado para convertirse únicamente en un símbolo de una época en la memoria. Las consecuencias de aquello son ahora mas claras que las hipótesis que entonces se barajaban. De un mundo separado ideológicamente hemos pasado a un mundo donde las diferencias vienen dadas por cuestiones económicas y sociales. Esta separación no es ya un conflicto abierto como antes, sino más bien una serie de diferencias que como nexo común presentan la dependencia de un sistema económico global que aun no ha sido capaz de ajustarse a los nuevos tiempos.

En los inicios de la guerra fría, se adapta a las nuevas necesidades un concepto que hasta finales del siglo XX se convirtió en el baluarte del bloque occidental, en la mejor herramienta para su victoria definitiva. Este concepto no es otro que el de la sociedad del bienestar. Sus principios básicos son bastante sencillos. Una vez que el ser humano tiene sus necesidades cubiertas, el esfuerzo de la sociedad se centra en la mejora de las condiciones de vida de sus individuos, tanto a nivel social como tecnológico. El desarrollo industrial y tecnológico juega de este modo un doble papel. Por un lado es el mecanismo de la sociedad para proporcionar a sus ciudadanos nuevas comodidades que redunden en su bienestar y por otro, a través del consumo se convierte en el motor de la economía las sociedades occidentales. El mensaje para llegar a los ciudadanos es el de que para el hombre moderno no existen fronteras ni límites. La motivación para el desarrollo y el bien común no es otra que la de imponerse tecnológicamente al enemigo para defender los valores de la sociedad del bienestar.

De esta forma, tras la segunda guerra mundial se inicia en el planeta una escalada de desarrollo tecnológico sin precedentes en la historia. El objetivo no es otro que el de imponer las reglas del juego a través de la supremacía tecnológica y militar. La publicidad y los medios de comunicación se convierten en nuevas armas en un campo de batalla hasta entonces desconocido. Asi surgen en los años cincuenta las agencias espaciales soviética y estadounidense (NASA) y la carrera espacial. En la segunda mitad del siglo XX, el concepto de sociedad de bienestar, el desarrollo tencológico, la guerra fría y el recuerdo de la segunda guerra mundial y de Hiroshima y Nagasaki convierten a la ciencia ficción en el portavoz de los sueños y de los temores de un mundo que vivía enterrado entre el terror y la esperanza. Proliferan los autores de este genero como Ray Bradbury, Stanislav Lem, Isaac Asimov o Arthur C. Clarke. La mayoría sus narraciones abarcan desde la colonización de otros planetas y galaxias a las catastrofes nucleares. la exploración del espacio y los avances tecnólogicos en este campo suponen el caldo de cultivo perfecto para este tipo de genero y tienen calado en una sociedad que vive entre la esperanza tencológica y el miedo a un desastre nuclear inminente.

La decada de los 80 trae consigo el colapso de la economía soviética y la caida del bloque comunista. Casi de forma simultanea, el interés por la carrera espacial pierde su hegemonía y su valor como herramienta de propaganda y de desarrollo de armamento balístico. Con ella encuentra también su final la época dorada de la ciencia ficción. Si la imaginacíon de Julio Verne se pudo ver reflejada en la realidad del siguiente siglo, pasará mucho tiempo hasta que la narrativa de los autores de ciencia ficción del siglo XX encuentre similitudes con la historia. También el concepto de sociedad del bienestar va poco a poco en declive y en ello influyen principalmente dos factores. Uno es que parece complicado identificar a un enemigo que funcione como nexo de unión y justificación para un consumo innecesario. El segundo motivo es que cada vez resulta más difícil filtrar la información a la que tiene acceso los ciudadanos de las sociedades occidentales, donde cada vez es más patente que con la utilización desmedida de los recursos naturales, el planeta está abocado al desastre.

En los últimos 20 años. La ciencia ficción no ha abandonado su papel como reflejo de la sociedad en la que vivimos. En cambio si se ha producido una transformación en las temáticas que trata. Con frecuencia el ámbito en el que se desarrollan sus historias es el propio planeta tierra. Casi siempre aparece un peligro terrible para la humanidad ya sea en forma de desastre natural o consecuencia de la codicia y ambición desmedida de unos pocos. El mundo se ha vuelto escéptico con las tencnologías y si bien antes su papel dibujaba la linéa entre la esperanza y el horror, ahora casi siempre sólo aparece como una herramienta de destrucción. La ilusión desaparece y el miedo perdura.

Las imágenes de las huellas de los astronautas en la luna y las de la caída del muro de Berlín quedarán grabadas en la memoria de generaciones como sinónimos de esperanza y cambios de era. Sin embargo, siempre es posible otra lectura...

Como siempre, me he extendido mas de la cuenta. Espero que este árticulo si bien no pueda pareceros interesante, al menos no os resulte terriblemente tedioso. Quedo a la espera de vuestras opiniones y comentarios.

Un cordial saludo.

HUNTER

viernes, 14 de agosto de 2009

News in a new world

Hola a tod@s.

Quiero aprovechar esta primera entrada en el blog para explicar los propósitos que me han llevado a crearlo. Gracias a los avances de las nuevas tecnologías, de la sociedad global y de internet, las posibilidades de acceso a la información se han multiplicado de forma exponencial en el mundo occidental. A la vez que se siguen acortando las distancias y suavizando las fronteras para los que vivimos en sociedades desarrolladas, en el resto del mundo las barreras para un acceso libre a diferentes opiniones siguen creciendo como reliquias del culto al pensamiento único. De esta forma, además de las diferencias sociales y ecónomicas que ya existían, se crea en el planeta un nuevo desequilibrio que se inclina de igual forma hacia el mismo lado de la balanza.

Por una lado, en la sociedad occidental, los nuevos medios de comunicación globales permiten que la información llegue a sus usuarios desde diferentes puntos de vista y opiniones. Igualmente, proliferan noticias de veracidad cuando menos cuestionable o sencillamente, bulos que se extienden hasta convertirse en entidades propias cuyo origen y justificación, pierde importancia frente a su extensión. Esto provoca una "contaminación" de la información a la que accedemos cuya consecuencia, en la mayoría de los casos, es la desconfianza hacia aquello que leemos o recibimos. Lo que podríamos llamar de alguna forma "el lector suspicaz". En muchas casos, esta desconfianza y desidia es tal que nos impide o nos desmotiva para realizar un análisis personal de la noticia concreta. La mayoría de las veces, una noticia sencilla permite un estudio más exahustivo que en ocasiones hace que trascienda de su contexto inicial y crea una red de relaciones que a primera vista pasa inadvertida. Sin embargo, nuestra propia desconfianza hace que la mayoría de las veces, nos ahorremos este esfuerzo. De esta forma, para nosotros es posible acceder a diferentes opiniones, sin embargo, evitamos de alguna forma implicarnos hasta llegar a conclusiones personales.

En el extremo opuesto de la barrera del desarrollo, cuando la imposibilidad de acceder a la información no es debida a cuestiones económicas o sociales (analfabetismo, subdesarrollo, falta de medios tecnológicos...), son directamente las autoridades políticas las que lo restringen con el tácito beneplácito de las sociedades desarrolladas. En estas comunidades, los ciudadanos deben aprender a obtener sus propias conclusiones y a vencer con el ingenio las dificultades que les presenta el acceso a la libertad de opinión. El resultado de este proceso sin embargo, es muy parecido al que describimos con anterioridad para las sociedades occidentales. De este modo, la información ha de interpretarse o codificarse de tal forma que en muchas ocasiones el mensaje sigue pareciendo confuso y da lugar a equivocaciones y malas interpretaciones.

El objetivo de este blog no es otro que el de poner de manifiesto estas circunstancias, además del de demostrar que una noticia simple, una novedad que en principio puede pasar inadvertida, puede ramificarse y relacionarse con otras hasta convertirse en un hecho de carácter global. Para ello trabajaremos con un esquema definido, partiremos de una noticia concreta para ir desarrollando su ámbito de influencia hasta convertirla en un tema de debate universal, con causas y consecuencias, con diferentes enfoques y conclusiones.

Cuento para esta tarea con la ayuda que todos podaís aportar. Este proyecto, cuyo objetivo al fin y al cabo no es otro que alimentar la curiosidad y la interpretación personal de la información que cada día recibimos, no tendría ningún interés si no es para que sea capaz de albergar a su vez diferentes opiniones y puntos de vista. Nuestro objetivo de esta forma no es otro que el de convertir una noticia en un tema de debate, una realidad concreta en una pregunta.

Sin más sólo me queda daros la bienvenida a tod@s y esperar que este proyecto cree en vosotros el mismo interés con el que yo lo emprendo.

Un cordial saludo.

HUNTER